Estrategias inconclusas para garantizar la calidad de vida
Habría que considerar cómo le puede hacer el municipio de Mérida para diseñar una estrategia integral en donde el espacio público, como dotación de áreas verdes, parques y equipamientos, vaya de la mano de la política de redensificación. Debido a que no es suficiente considerar únicamente la capacidad de las infraestructuras para que viva o use más gente las edificaciones en determinadas zonas de la ciudad, mediante la autorización de desarrollos inmobiliarios verticales. También se necesitará de más y mejores espacios públicos. Las áreas verdes permeables arboladas públicas representan un activo fundamental para nuestra calidad de vida. ¿Cómo se hace el municipio de estas áreas para equilibrar los procesos e impactos de redensificación? Es decir, por cada desarrollo inmobiliario vertical que se autoriza, ¿cuántos metros de área verde permeable arbolada pública ganamos?
Las ciudades medias con alrededor de un millón de habitantes están experimentando cambios significativos en sus formas de crecimiento y expansión. Mucho tiene que ver con la reconfiguración que los flujos migratorios están generando en nuestro país y a escala mundial. Mérida se está consolidando como un destino para vivir con calidad, con los mejores servicios nacionales, los cuales también compiten con los del extranjero. La oferta educativa junto con las actividades dedicadas al sector salud y comercial, y aunando a la seguridad social, dan cuenta de esta realidad que demanda más espacios inmobiliarios para invertir.
Asimismo, tenemos que la política nacional en materia urbana desde hace casi una década le ha apostado a la redensificación. Toda vez que desde que se creó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) en 1972, lo que se fomentó fue una política de dotación de vivienda, sin que hubiera previamente una política de suelo. Es decir, construir vivienda y asignar créditos ha sido el negocio de los últimos 40 años que ha dado como resultado ciudades dispersas, desconectadas y distantes. Por tanto, ahora se trata de enmendar este desparrame urbano a través de la llamada “redensificación”. Es decir, vamos a contener ahora sí el crecimiento urbano, a aprovechar los grandes lotes vacíos al interior de la ciudad y según lo permitan las infraestructuras básicas como agua y luz, vamos a construir hacia arriba. Porque está demostrado que una ciudad compacta, densa y con usos mixtos, permite eficientar los recorridos y la dotación de servicios.
Sin embargo, otra vez se regresa al mismo punto. Hace casi 5 décadas se le apostó a una política de vivienda sin tener una política de suelo. Y ahora se le apuesta a una política de redensificación sin tener una política de espacio público. Entonces entramos a una discusión que podría derivar en un posicionamiento filosófico, toda vez que la defensa del derecho al espacio público en los asentamientos humanos ha tenido su origen desde esta disciplina y luego ha permeado a las ciencias antropológicas y urbanas. Es así como deberíamos analizar sobre por qué necesitamos del espacio público.
Entendiendo que el espacio público es todo lo que existe afuera de la propiedad privada, y ahí es donde se nota la presencia del Estado como ordenador y regulador. Es ahí donde existen los parques y áreas verdes, los equipamientos como complejos deportivos, museos, hospitales, guarderías, bibliotecas y mercados, entre otros. Es en donde la gente camina, se desplaza y se encuentra con la demás gente. Es por donde pasa el transporte público y las infraestructuras que nos abastecen de los servicios fundamentales para poder funcionar. El espacio público es el espacio de todos, es la conciencia colectiva de una ciudad, es en donde se manifiesta el nivel de civilidad y de respeto que se tienen los unos a los otros. Es la forma que tienen el Estado para garantizar la justicia social en la ciudad.
En el espacio público todos somos iguales y, además, el espacio público le da jerarquía e identidad a la propiedad privada. La Catedral de Mérida o el Palacio de Gobierno no tendrían la misma jerarquía y presencia urbana sí la Plaza Principal no existiera, y en su lugar hubiera otras edificaciones. Pero además el espacio público le da razón de ser a las inversiones que planea el Gobierno, como por ejemplo tenemos el reciente anuncio del Ejecutivo Estatal de una inversión de 50 millones de pesos para intervenir el Estadio Salvador Alvarado; así como en enero de 2015 los trabajos de modernización, remodelación y mantenimiento del Complejo Deportivo “Kukulkán” representaron una inversión de alrededor de 324.2 millones de pesos.
En virtud de lo anterior habría que considerar cómo le puede hacer el municipio de Mérida para diseñar una estrategia integral en donde el espacio público, como dotación de áreas verdes, parques y equipamientos, vaya de la mano de la política de redensificación. Debido a que no es suficiente considerar únicamente la capacidad de las infraestructuras para que viva o use más gente las edificaciones en determinadas zonas de la ciudad, mediante la autorización de desarrollos inmobiliarios verticales. También se necesitará de más y mejores espacios públicos. Las áreas verdes permeables arboladas públicas representan un activo fundamental para nuestra calidad de vida. ¿Cómo se hace el municipio de estas áreas para equilibrar los procesos e impactos de redensificación? Es decir, por cada desarrollo inmobiliario vertical que se autoriza, ¿cuántos metros de área verde permeable arbolada pública ganamos?
Publicado originalmente en prensa local Por Esto! 14 de enero de 2019.
