Las inversiones en infraestructuras viales en el Anillo Periférico deberían garantizar dos cosas: primero que nada, en lograr la continuidad entre la estructura urbana al interior y exterior del periférico; y, en segundo lugar, el funcionamiento eficiente del sistema del transporte público para Mérida y su zona metropolitana. Ya que invertir en vialidades diseñadas para el transporte urbano nos dará más garantías de éxito en la eficiencia urbana a largo plazo, que sólo invertir en infraestructuras viales para resolver nodos conflictivos en el periférico.
El anuncio del pasado 23 de octubre de la SCT sobre la necesidad de invertir 150 millones de pesos en puentes viales en nodos estratégicos en el Anillo Periférico, así como la estimación del gobierno estatal sobre “una inversión de mil 500 millones de pesos para las calles laterales, algunos pasos superiores viales y los cuerpos existentes”[1], representa una situación relevante y prioritaria para reflexionar sobre la eficiencia urbanística de Mérida y su zona metropolitana desde la perspectiva del transporte público.
Toda vez que la tendencia mundial radica en inversiones integrales en torno a la movilidad eficiente, inteligente y amable con los habitantes de una ciudad. Esto significa que cada peso que se invierte en arroyos vehiculares tiene una responsabilidad con el futuro de la calidad de vida de las personas y se invierte además en el desarrollo de oportunidades para acercar a la gente a nuevos equipamientos y zonas de trabajo para su crecimiento humano.
Desde esta perspectiva, tendríamos que ver la ciudad como un organismo que requiere que se consideren de forma inter, multi y transdiciplinaria, así como inter, multi y transectorialmente las decisiones que se toman en torno al territorio, más aún aquellas que tienen que ver con inversiones multimillonarias de las cuales depende la eficiencia urbanística de la ciudad para el mediano y largo plazo.
En este sentido, habría que establecer las relaciones entre el modelo de crecimiento urbano y sus tendencias e impactos para cuando menos los próximos 5, 10 y 20 años, para que con base en ello se determine de manera asertiva cuáles tendrían que ser las estrategias más factibles que se deberían de tomar hoy en día. Así como establecer el orden de prioridad y pertinencia de tales acciones, conforme a los resultados que debieron haber arrojado los análisis transdisciplinarios y transectoriales.
De manera que los recursos públicos invertidos en vialidades no representen un gasto para mejorar el flujo vehicular por un periodo corto de tiempo, ya que en 2 o 3 años estos puentes y arcos viales pueden quedar colapsados como muchos otros nodos de la ciudad, y como consecuencia, la siguiente solución sea la misma, otro puente más allá para resolverle el caos vial a otro nodo de la periferia, que sí se hubiera planeado de forma integral el modelo de desarrollo urbano, nunca hubiera existido.
En virtud de lo anterior, se sugiere que se considere que las inversiones en vialidades requieren pensarse en función del tipo de ciudad que queremos para el futuro, así como desde la perspectiva integral de la movilidad sostenible, la cual prepondera el uso del transporte público. Por lo tanto, el tema se debería de centrar no solo en una cuestión de vialidades, sino en el tipo de movilidad que los habitantes requerirán para los próximos 20 o 30 años. Toda vez que la planeación urbana a través del programa municipal de desarrollo urbano se ha formulado con visión al 2040, lo cual implicaría establecer las vialidades que serán indispensables para garantizar el funcionamiento urbano de manera eficiente.
Por consiguiente, las inversiones en infraestructuras viales en el Anillo Periférico deberían garantizar dos cosas: primero que nada, en lograr la continuidad entre la estructura urbana al interior y exterior del periférico; y, en segundo lugar, el funcionamiento eficiente del sistema del transporte público para Mérida y su zona metropolitana. Lo cual implicaría invertir antes o de manera simultánea en el “ajuste de tierras” para definir y procurar una estructura urbana eficiente, antes de que los terrenos de inversión y las urbanizaciones cerradas lo impidan. De igual manera, habría que invertir en un sistema de transporte urbano de primer nivel que fortalezca el desarrollo urbano y la calidad de vida. Ya que invertir en vialidades diseñadas para el transporte urbano nos dará más garantías de éxito en la eficiencia urbana a largo plazo, que sólo invertir en infraestructuras viales para resolver nodos conflictivos en el periférico.
[1] https://www.poresto.net/2019/10/23/sct-analiza-nuevas-construcciones-en-periferico/
Publicado originalmente en prensa local Por Esto! 4 de noviembre de 2019.