La urgencia de la alfabetización en futuros urbanos
Pensar en las ciudades nos lleva a considerar dos cuestiones fundamentales y con base en ello debemos de establecer las acciones del presente. La primera tiene que ver con esa “ciudad deseada”, con el imaginario de esa ciudad ideal; con el tipo de experiencias que queremos tener; imaginar el tipo de actividades y lugares a los que nos gustaría ir para pasear, divertirnos, socializar, culturizarnos; o simplemente para escapar de la vida “urbana”.
Pero también pensar en esa ciudad deseada nos lleva a revivir el pasado. Porque pensar en esa ciudad deseada tiene que ver con los anhelos incumplidos, con aquello que no vivimos en la infancia, porque la ciudad no nos lo dio. Porque no tuvimos un parque cerca; porque la iluminación no era suficiente; porque nunca hubo banqueta para caminar con seguridad; o porque el transporte público era deficiente para poder ir a la escuela o al trabajo.
Por tanto, pensar en la ciudad nos atrapa entre el futuro y el pasado. Y precisamente esa ciudad deseada se inspira de las carencias del pasado. Entonces, ¿cómo avanzar hacia el futuro, cuando las deficiencias urbanas pesan en la memoria?
Pues precisamente ese es el motor del futuro urbano. Y qué debería de ser primero, ¿pensar en el futuro de las ciudades o en las ciudades futuras? O más bien en los posibles futuros urbanos que deberíamos de co-crear día a día con una visión crítica del pasado.
Yo creo firmemente que las ciudades futuras o los futuros urbanos no existen por si mismos. Se han estado creando a lo largo de la historia y como sociedad los estamos creando día con día. Por eso en la planeación urbana hay que agregar nuevas metodologías que incorporen estrategias colaborativas para la visualización de escenarios futuros que vayan más allá de las tendencias y las estadísticas y, sobre todo, teniendo reflexiones profundas sobre los procesos de crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad. Y para ello hay que explorar nuevas perspectivas para abordar el tema urbano en un nuevo orden global. Toda que la pandemia no dejo en claro que las cosas cambian ahora de manera global y con una velocidad nunca vista en la historia de la humanidad.
Es decir, estamos ante procesos de transformación continua, de escala global y que lo que aprendimos ayer, seguramente para mañana ya perdió vigencia. Pero ¿cómo trasladamos este nuevo orden global al entorno urbano? En donde precisamente las respuestas gubernamentales y normativas pueden llevar décadas de atraso con respecto a la velocidad con la que suceden las cosas en la ciudad.
Las dinámicas comerciales, inmobiliarias, industriales entre otras, tienen que adaptarse a las condiciones internacionales, mientras que los instrumentos normativos de planeación como un programa municipal de desarrollo urbano tienen todo un proceso para actualizarse o crearse. Lo cual se pueden consultar en los Lineamientos Simplificados para la elaboración de Planes y Programas Municipales de Desarrollo Urbano. Cuarta Edición. De la SEDATU.
Y precisamente en esta situación tan compleja en la que se encuentra la cuestión urbana hoy en día, es que la UNESCO celebró por primera vez el día mundial de futuros el 2 de diciembre de 2022, haciendo un llamado a las organizaciones civiles, a los gobiernos, a las academias, a las universidades, a trabajar en la alfabetización de futuros, a tener un pensamiento flexible para abrazar la incertidumbre y las promesas del futuro. https://www.unesco.org/es/days/world-futures
En virtud de lo anterior, la alfabetización de futuros y sobre todo en el contexto urbano, es fundamental para contribuir a la co-creación de escenarios y buscar que la ciudad deseada deje de inspirarse en las carencias del pasado y se convierta en una oportunidad para transformar a las personas.