Los desafíos para la competitividad empresarial y el desarrollo humano
Tenemos que la planeación territorial de Yucatán debe de contemplar varios frentes y de forma integral. Toda vez que de nada nos servirá tener vialidades de primer nivel, si no tenemos movilidad y transporte público de primer nivel, así como energías limpias que coadyuven al crecimiento y desarrollo del estado. Tampoco nos servirá tener reservas de agua si ésta está contaminada. O contar con el mejor sistema de recolecta de basura, sí finalmente no cumplimos con la legislación internacional de manejo y disposición residuos sólidos. Por tanto, sumarnos a la Agenda 2030 de los ODS debería, por tanto, marcar la ruta crítica de lo que debemos de cumplir en materia de infraestructuras, no para hacer más obras y más grandes, sino para lograr la transformación de lo que actualmente se hace y tenemos.
Con la presentación del Plan Estatal de Desarrollo de Yucatán (PEDY 2018-2024) y su inserción en la Agenda 2030 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, Yucatán enfrenta serios retos para poder estar a la vanguardia en las próximas décadas. Uno de los temas principales que se relaciona con el crecimiento y desarrollo de una región, tiene que ver con la planeación estratégica de su territorio a partir de la previsión, diseño y construcción de sus principales infraestructuras, las cuales darán la pauta para conformar una región competitiva y capaz no sólo de atraer inversiones, sino de garantizar su rentabilidad a lo largo del tiempo. Asimismo, lo que se espera además de tener infraestructuras e inversiones de primer nivel, es contar con capital humano altamente capacitado con conciencia ciudadana.
Para el tema de las infraestructuras, Yucatán debe analizar como temas prioritarios las estrategias en torno a la movilidad urbana, el sector energético, la dotación y tratamiento del agua, el reciclado de los residuos sólidos y todo lo inherente a la innovación y el desarrollo tecnológico. Dado que estas infraestructuras son las que garantizarán el desarrollo económico de la región. La cuestión sobre cómo se desplazan las personas en el Estado y sobre todo en la capital y sus alrededores, es la base para determinar cómo se afecta a la competitividad empresarial, así como también cómo se ve disminuida la calidad de vida de los habitantes al tener deficiencias en el transporte público y en una estructura vial que no está pensada desde perspectiva de la movilidad sustentable.
Asimismo, el tema energético es fundamental en la región que demanda de más servicios y requerimientos de infraestructuras especializadas, no sólo por la cantidad de gente que ha llegado a vivir, sino por las condiciones climáticas extremas que nos tienen entre temperaturas superiores a las 36°C y a medio año expuestos a los ciclones. Por tanto, ¿qué tan preparado está Yucatán ante la crisis climática y energética y cómo se prevén las estrategias de resiliencia urbana, social y ambiental?
El tema del agua es fundamental hoy en día. Estamos sobre una plataforma carbonatada cuyo subsuelo se conforma de ríos subterráneos. La conformación hidrológica del subsuelo está entrampada entre dos fenómenos que la han alterado de forma drástica: por un lado, la contaminación del manto freático y por otro, la proliferación de planchas de concreto evitando la permeabilidad. Como consecuencia, habría que plantearse ¿cuál es futuro del manto freático de Yucatán y cómo enfrentamos estas realidades?
El manejo de los residuos sólidos aún es un tema que ha quedad aislado del discurso de la política pública. Basta ver como otros países tienen estándares elevados con respecto al porcentaje de residuos sólidos reciclados, así como a la regulación sobre la producción y consumo de materiales biodegradables y la consecuente prohibición de los que no lo son.
En virtud de lo anterior, tenemos que la planeación territorial de Yucatán debe de contemplar varios frentes y de forma integral. Toda vez que de nada nos servirá tener vialidades de primer nivel, si no tenemos movilidad y transporte público de primer nivel, así como energías limpias que coadyuven al crecimiento y desarrollo del estado. Tampoco nos servirá tener reservas de agua si ésta está contaminada. O contar con el mejor sistema de recolecta de basura, sí finalmente no cumplimos con la legislación internacional de manejo y disposición residuos sólidos. Por tanto, sumarnos a la Agenda 2030 de los ODS debería, por tanto, marcar la ruta crítica de lo que debemos de cumplir en materia de infraestructuras, no para hacer más obras y más grandes, sino para lograr la transformación de lo que actualmente se hace y tenemos.
Publicado originalmente en prensa local Por Esto! 12 de abril de 2019